Crítica y análisis con SPOILERS:
Hace ya más de treinta años que Enzo G. Casteliari rodaba “Quel maledetto treno blindato” (titulada en los USA como “Inglorious Bastards”), intentando emular a dos obras maestras como “Los violentos de Kelly” y “12 del patíbulo”, y de su título en inglés toma Quentin el nombre de su última película, Inglourious Basterds (cambiando ligeramente algunas letras para darle la pronunciación del Teniente Aldo Raine), donde el director nos regala una mezcla de géneros que podríamos denominar “Comedia bélica coral y violenta”, con cuatro actos bien diferenciados y un final donde los cuatro anteriores toman la conexión necesaria.
En el primer acto, titulado “Érase una vez... en la Francia ocupada por los nazis” Tarantino saca la artillería pesada y nos regala quizás el mejor fragmento de la cinta, aspecto que algunos criticaran, pero que me parece la mejor forma de quedarte literalmente “pegado a la pantalla”. En este capítulo Tarantino se toma las cosas con tranquilidad, mantiene el suspense durante toda la escena y nos muestra que es un director de actores magistral. Aquí podemos ver de lo que es capaz Christoph Waltz, manejando cualquier idioma a su antojo, y dando un auténtico recital con su interpretación del maniaco hijo de puta Hans Landa.
Quizás el mejor momento del acto es el manejo de la cámara cuando se nos muestra por primera vez a la familia Dreyfus escondida debajo del suelo, simplemente magistral, aunque le siguen muy de cerca la descarga de metralla nazi y la huida de Soshanna (una Melanie Laurent que, en alma, la verdadera protagonista de la película).
Tras esta “sacudida cinematográfica” llegamos al capítulo tan añorados por los fans “tarantinianos” sedientos de sangre nazi: “Malditos Bastardos”. El capítulo empieza como el primer trailer que pudimos ver, con un genial Brad Pitt presentándonos a los bastardos, con una voz que causa entre temor y risa, tristemente maltratada por el doblaje.
Tarantino intercala la presentación bastarda con el cabreo monumental de Hitler (uno de los personajes más cómicos de la película), que sabe de este grupo y de sus fechorías. En este acto se nos presenta más concretamente a Hugo Stiglitz (genialmente interpretado por Til Schweiger) a través de la narración de la poderosa voz de Samuel L. Jackson (narrador al que se le podía haber dado el protagonismo que tiene en el guión) para luego dar paso a Eli Roth, el Oso Judío, que con esa cara de auténtico psicópata y su bate decorado hará las delicias de todos sus seguidores. Después de esto Aldo Raine nos enseñará como hace para reconocer a un nazi que va sin su característica indumentaria y de ahí nos iremos directos a la bella ciudad de París.
En la tercera parte, “Noche alemana en París”, el principio es diferente en el guión y en la película, ya que en el guión se nos presenta a la antigua propietaria del cine que tiene actualmente en propiedad la joven Soshanna, a la que vimos escapar en el primer acto. Aquí comienza la extraña relación entre Soshanna y Fredrick (un asesino nazi pagafantas y cinéfilo con buen corazón pero un auténtico hijo de puta cuando se lo propone), el cual se enamora de la francesa. Debido a todo esto Fredrick propone a Goebbels hacer el estreno de la última superproducción de propaganda nazi (protagonizada por el mismo Fredrick) en el cine de Soshanna.
Esta claro que Goebbels no va a decir que no a su estrella, pero en ese momento vemos a Hans Landa, asesino de la familia de Soshanna, y se masca la tensión. Tarantino se olvida por completo de la cara de Waltz y se centra en Soshanna, y vemos como con tan solo una mano se puede atemorizar a un público entero. Soshanna y Landa intercambian una tensa conversación con algo de gastronomía (“espere a la nata”), donde apreciamos el gusto de Tarantino por el plano detalle, y cuando Landa abandona el bar vemos explotar a Soshanna, después de acomular tensión durante un buen rato. Después pasamos a la visita de Goebbels y compañía al cine, para ver que está todo en perfecto estado. Cuando estos marchan de la sala Soshanna traza junto a Marcel lo que será su gran venganza: quemará el cine con todos los altos mandos dentro.
De la cuarta parte, “Operación Kino”, algunos dicen que es la más pesada, quizás por las ganas de ver la orgía final, pero a mi, sinceramente, me encanta. Al principio podemos ver la interesante conversación entre Winston Churchill, Ed Fenech (interpretado por Mike Myers) y Archie Hicox (Michael Fassbender), donde planean como entran infiltrados en el cine para hacerlo volar, deconociendo, por supuesto, el plan de Soshanna, que es mucho mejor. De aquí pasamos a Nadine, donde los Basterds, junto don Archie Cox, han quedado en encontrarse en un bar situado en un sótano con una famosa actriz nazi (bellísima Diane Kruger) que les va a ayudar a entrar en el cine.
Una vez dentro del sotano es difícil explicar con palabras todo lo que pasa, pero es maravilloso ver toda la planificación a todos los niveles que realiza Tarantino, con una dirección de actores realmente espectacular, tomándose su tiempo para que sucedan sin perder ni el humor ni la tensión, y para acabar en un genial tiroteo donde solo sobrevive la bella actriz.
Poco después llega a la escena de la matanza Landa, que como un auténtico detective descubre todo lo que allí ha pasado, y sabe de la traición de la actriz. Tras esto vemos una escena en la consulta de un veterinario, donde intentar curar la herida de bala a la actriz, no antes de que Raine se asegure de que no les ha traicionado. Se han quedado sin germanoparlantes para el estreno, asi que los bastardos americanos harán de italianos, lo que desembocará en una de las escenas más divertidas de la película. Por cierto, por si no lo sabíais, en el avance informativo de las 10 han dicho que Hitler asistirá al estreno.
Llegamos a la noche del estreno, “La venganza del rostro gigante” (¿por qué este título me recuerda a “Kill Bill”?), y Soshanna se prepara con sus pinturas de guerra y su precioso vestido (geniales encuadres y genial Bowie) para la venganza. Después vemos a los bastardos “ítaloamericanos” conociendo a Landa, que se huele la mentira a kilómetros de distancia, pero que deja ir a todo el mundo, aunque Raine no tardará en ser arrestado. Al poco Landa se lleva a Bridget, la actriz, a su despacho improvisado y allí la mata ahogándola. La película va in cescendo y nadie la puede parar.
Raine es capturado y llevado a un bar alejado del cine, donde se encuentra con Landa, y con el también apresado Utivich. Pero aquí Landa de un giro de 180 grados y propone un trato al enemigo, y deja que los acontecimientos del cine no se interrumpan. A partir de aquí el guión se va por un lado y la película por otro, pero contaré la película:
“El oso judío” sale de la sala y ve que puede matar a Hitler el mismo, para ello llama a su acompañante para que le ayude a ello. Mientras tanto, Soshanna recibe en la cabina la inesperada visita de Fredrick, al que vemos por primera vez sacar su mala leche y agredir a Soshanna, pero esta no se amedrenta y la dispara por la espalda. Al momento Soshanna ve que no esta muerto, le da pena y se acerca a él, entonces, llega lo inesperado, Fredrick mata a Soshanna en lo que es una escena verdaderamente buena. Aunque esta muerte no cambiará los acontecimientos.
La película sigue su transcurso hasta que aparece un primerísimo plano en contrapicado de Soshanna diciendo que el cine va a arder, y que esa es la cara de la venganza judía. Acto seguido Marcel quema el cine. Justo en ese momento vemos entrar a Donowitz y a Hirschberg en el anfiteatro donde se encuentra Hitler (previo pago de matar dos guardaespaldas nazi de una manera genial) y le acribillan auténticamente, para después ponerse, al mas puro estilo Tony Montana, a acribillar nazis desde el anfiteatro.
El cine explota... no queda ni el apuntador.
Nos vamos directos a un frondoso bosque, donde vemos a Landa junto a un soldado nazi; a Aldo Raine y a Utivich. Tras conversar un rato Landa le devuelve sus pertenencias a Raine y le dice que ahora debe tomarlo preso. Raine mata al soldado nazi ante la incredulidad de Landa, el cual se ve muerto. Raine no mata a Landa, pero le deja un regalo que le durará toda la vida, y con el cual lo reconocerán allá donde vaya, aunque no lleve su indumentaria nazi.
Tarantino acaba la película subiéndose el ego con la frase “Puede que esta sea mi gran obra maestra”.
Gran película de Tarantino, buenos diálogos, muchos guiños, dirección de actores magistral, personajes cuidados, técnicamente perfecta... aunque después de leer el guión uno se da cuenta del daño que hace la tijera.
Algunos le achacan dos fallos: el cambio repentino de Landa y el poco uso de los Basterds.
En cuanto al primero decir que Landa no es tonto, es 1944, y sabe que el fin de Hitler está cerca, ya que los hechos son bastante cercanos al desembarco de Normandia, por eso he titulado el post así. Otra explicación es que Landa es un maniaco, y puede cambiar de opinión en cualquier momento, de la misma forma que dejó viva a Soshanna en el primer acto.
En cuanto a lo segundo, una simple pregunta: ¿Qué personaje de la película no lo meterías dentro de un grupo llamado “Inglourious Basterds”?
Si habéis llegado hasta aquí, muchas gracias, espero os haya gustado el análisis, disculpadme si hay algún fallo o falta ortográfica. Y por favor, si podéis echarle un vistazo en versión original.
En el primer acto, titulado “Érase una vez... en la Francia ocupada por los nazis” Tarantino saca la artillería pesada y nos regala quizás el mejor fragmento de la cinta, aspecto que algunos criticaran, pero que me parece la mejor forma de quedarte literalmente “pegado a la pantalla”. En este capítulo Tarantino se toma las cosas con tranquilidad, mantiene el suspense durante toda la escena y nos muestra que es un director de actores magistral. Aquí podemos ver de lo que es capaz Christoph Waltz, manejando cualquier idioma a su antojo, y dando un auténtico recital con su interpretación del maniaco hijo de puta Hans Landa.
Quizás el mejor momento del acto es el manejo de la cámara cuando se nos muestra por primera vez a la familia Dreyfus escondida debajo del suelo, simplemente magistral, aunque le siguen muy de cerca la descarga de metralla nazi y la huida de Soshanna (una Melanie Laurent que, en alma, la verdadera protagonista de la película).
Tras esta “sacudida cinematográfica” llegamos al capítulo tan añorados por los fans “tarantinianos” sedientos de sangre nazi: “Malditos Bastardos”. El capítulo empieza como el primer trailer que pudimos ver, con un genial Brad Pitt presentándonos a los bastardos, con una voz que causa entre temor y risa, tristemente maltratada por el doblaje.
Tarantino intercala la presentación bastarda con el cabreo monumental de Hitler (uno de los personajes más cómicos de la película), que sabe de este grupo y de sus fechorías. En este acto se nos presenta más concretamente a Hugo Stiglitz (genialmente interpretado por Til Schweiger) a través de la narración de la poderosa voz de Samuel L. Jackson (narrador al que se le podía haber dado el protagonismo que tiene en el guión) para luego dar paso a Eli Roth, el Oso Judío, que con esa cara de auténtico psicópata y su bate decorado hará las delicias de todos sus seguidores. Después de esto Aldo Raine nos enseñará como hace para reconocer a un nazi que va sin su característica indumentaria y de ahí nos iremos directos a la bella ciudad de París.
En la tercera parte, “Noche alemana en París”, el principio es diferente en el guión y en la película, ya que en el guión se nos presenta a la antigua propietaria del cine que tiene actualmente en propiedad la joven Soshanna, a la que vimos escapar en el primer acto. Aquí comienza la extraña relación entre Soshanna y Fredrick (un asesino nazi pagafantas y cinéfilo con buen corazón pero un auténtico hijo de puta cuando se lo propone), el cual se enamora de la francesa. Debido a todo esto Fredrick propone a Goebbels hacer el estreno de la última superproducción de propaganda nazi (protagonizada por el mismo Fredrick) en el cine de Soshanna.
Esta claro que Goebbels no va a decir que no a su estrella, pero en ese momento vemos a Hans Landa, asesino de la familia de Soshanna, y se masca la tensión. Tarantino se olvida por completo de la cara de Waltz y se centra en Soshanna, y vemos como con tan solo una mano se puede atemorizar a un público entero. Soshanna y Landa intercambian una tensa conversación con algo de gastronomía (“espere a la nata”), donde apreciamos el gusto de Tarantino por el plano detalle, y cuando Landa abandona el bar vemos explotar a Soshanna, después de acomular tensión durante un buen rato. Después pasamos a la visita de Goebbels y compañía al cine, para ver que está todo en perfecto estado. Cuando estos marchan de la sala Soshanna traza junto a Marcel lo que será su gran venganza: quemará el cine con todos los altos mandos dentro.
De la cuarta parte, “Operación Kino”, algunos dicen que es la más pesada, quizás por las ganas de ver la orgía final, pero a mi, sinceramente, me encanta. Al principio podemos ver la interesante conversación entre Winston Churchill, Ed Fenech (interpretado por Mike Myers) y Archie Hicox (Michael Fassbender), donde planean como entran infiltrados en el cine para hacerlo volar, deconociendo, por supuesto, el plan de Soshanna, que es mucho mejor. De aquí pasamos a Nadine, donde los Basterds, junto don Archie Cox, han quedado en encontrarse en un bar situado en un sótano con una famosa actriz nazi (bellísima Diane Kruger) que les va a ayudar a entrar en el cine.
Una vez dentro del sotano es difícil explicar con palabras todo lo que pasa, pero es maravilloso ver toda la planificación a todos los niveles que realiza Tarantino, con una dirección de actores realmente espectacular, tomándose su tiempo para que sucedan sin perder ni el humor ni la tensión, y para acabar en un genial tiroteo donde solo sobrevive la bella actriz.
Poco después llega a la escena de la matanza Landa, que como un auténtico detective descubre todo lo que allí ha pasado, y sabe de la traición de la actriz. Tras esto vemos una escena en la consulta de un veterinario, donde intentar curar la herida de bala a la actriz, no antes de que Raine se asegure de que no les ha traicionado. Se han quedado sin germanoparlantes para el estreno, asi que los bastardos americanos harán de italianos, lo que desembocará en una de las escenas más divertidas de la película. Por cierto, por si no lo sabíais, en el avance informativo de las 10 han dicho que Hitler asistirá al estreno.
Llegamos a la noche del estreno, “La venganza del rostro gigante” (¿por qué este título me recuerda a “Kill Bill”?), y Soshanna se prepara con sus pinturas de guerra y su precioso vestido (geniales encuadres y genial Bowie) para la venganza. Después vemos a los bastardos “ítaloamericanos” conociendo a Landa, que se huele la mentira a kilómetros de distancia, pero que deja ir a todo el mundo, aunque Raine no tardará en ser arrestado. Al poco Landa se lleva a Bridget, la actriz, a su despacho improvisado y allí la mata ahogándola. La película va in cescendo y nadie la puede parar.
Raine es capturado y llevado a un bar alejado del cine, donde se encuentra con Landa, y con el también apresado Utivich. Pero aquí Landa de un giro de 180 grados y propone un trato al enemigo, y deja que los acontecimientos del cine no se interrumpan. A partir de aquí el guión se va por un lado y la película por otro, pero contaré la película:
“El oso judío” sale de la sala y ve que puede matar a Hitler el mismo, para ello llama a su acompañante para que le ayude a ello. Mientras tanto, Soshanna recibe en la cabina la inesperada visita de Fredrick, al que vemos por primera vez sacar su mala leche y agredir a Soshanna, pero esta no se amedrenta y la dispara por la espalda. Al momento Soshanna ve que no esta muerto, le da pena y se acerca a él, entonces, llega lo inesperado, Fredrick mata a Soshanna en lo que es una escena verdaderamente buena. Aunque esta muerte no cambiará los acontecimientos.
La película sigue su transcurso hasta que aparece un primerísimo plano en contrapicado de Soshanna diciendo que el cine va a arder, y que esa es la cara de la venganza judía. Acto seguido Marcel quema el cine. Justo en ese momento vemos entrar a Donowitz y a Hirschberg en el anfiteatro donde se encuentra Hitler (previo pago de matar dos guardaespaldas nazi de una manera genial) y le acribillan auténticamente, para después ponerse, al mas puro estilo Tony Montana, a acribillar nazis desde el anfiteatro.
El cine explota... no queda ni el apuntador.
Nos vamos directos a un frondoso bosque, donde vemos a Landa junto a un soldado nazi; a Aldo Raine y a Utivich. Tras conversar un rato Landa le devuelve sus pertenencias a Raine y le dice que ahora debe tomarlo preso. Raine mata al soldado nazi ante la incredulidad de Landa, el cual se ve muerto. Raine no mata a Landa, pero le deja un regalo que le durará toda la vida, y con el cual lo reconocerán allá donde vaya, aunque no lleve su indumentaria nazi.
Tarantino acaba la película subiéndose el ego con la frase “Puede que esta sea mi gran obra maestra”.
Gran película de Tarantino, buenos diálogos, muchos guiños, dirección de actores magistral, personajes cuidados, técnicamente perfecta... aunque después de leer el guión uno se da cuenta del daño que hace la tijera.
Algunos le achacan dos fallos: el cambio repentino de Landa y el poco uso de los Basterds.
En cuanto al primero decir que Landa no es tonto, es 1944, y sabe que el fin de Hitler está cerca, ya que los hechos son bastante cercanos al desembarco de Normandia, por eso he titulado el post así. Otra explicación es que Landa es un maniaco, y puede cambiar de opinión en cualquier momento, de la misma forma que dejó viva a Soshanna en el primer acto.
En cuanto a lo segundo, una simple pregunta: ¿Qué personaje de la película no lo meterías dentro de un grupo llamado “Inglourious Basterds”?
Si habéis llegado hasta aquí, muchas gracias, espero os haya gustado el análisis, disculpadme si hay algún fallo o falta ortográfica. Y por favor, si podéis echarle un vistazo en versión original.